Por Sandra Giraldo
Llevo emprendiendo más de quince años y otro par asesorando emprendedores desde Wikideas. En estos años han llegado emprendedores de toda naturaleza: quienes querían convertir una experiencia personal en un proyecto para ayudar a otros, profesionales con problemáticas y oportunidades muy bien identificadas en el mercado, personas con unas ganas de triunfo asociado únicamente al lucro, soñadores con ideas descabelladas, enamorados de sus ideas, estudiantes con ganas de emprender un proyecto donde pudieran materializar sus sueños frustrados, y así… infinidad de perfiles.
Te preguntarás entonces a quiénes de ellos les fue bien en el proceso no solo de emprender sino de mantenerse y crecer? Aquí está mi reflexión al respecto:
No hay ideas descabelladas, al fin y al cabo una idea es apenas un intangible sin valor porque el verdadero valor está en la ejecución de esa idea, de lo que hagamos de ella y nada mas cierto que esto y te voy a explicar porqué: En el proceso de incubación de proyectos en Wikideas ha habido un común denominador y es que han llegado emprendedores muy pilos, con gran disposición para emprender y todos con ganas de cambiar positivamente el mundo. Si bien todos comienzan muy receptivos, algunos de ellos en el proceso de salir a la calle, hacer investigación, comenzar a ser recursivos para encontrar la info que les permita validar dónde hay una necesidad/problemática/oportunidad, muchos comienzan a tener las primeras dificultades porque son timidos, no encuentran solución rápida a dónde buscar esa info que les permita saber si van o no por buen camino, ante el primer tropiezo se asustan, se cuestionan si sirven para eso, les da miedo el estar dedicando tiempo a un proyecto sin saber si funcionará o no…. y si bien esto ha hecho que algunos desistan en el camino, muchos otros deciden enfrentar sus demonios y asumir el reto y todas las vicisitudes que emprender representa.
En todos los pasos del proceso de emprender, estos valientes se enfrentan a diferentes experiencias: Rechazo, negativas, cuestionamientos, presión económica, retos frente a la frustración y el escaso o ausente dinero para emprender y vivir mientras el proyecto sale a flote… son tantas cosas!
He visto algunos emprendedores motivarse frente a las negativas, mientras a otros los he visto derrumbarse ante la misma experiencia. He visto emprendedores con problemas de seguridad en sí mismos. He visto otros con una fé inquebrantable. He visto aquellos que contagian con su perspectiva positiva de la vida y hacen frente a la adversidad. He visto emprendedores dispersos por sus asuntos personales. He compartido con muchos a quienes la presión familiar los lleva a renunciar. En fin, he ayudado a muchos emprendedores que logran armar muy buenos proyectos y que a pesar de ello no logran ejecutar de manera exitosa. He visto otros que son muy pilos y sacan adelante grandes proyectos.
Por qué? Después de tantos años en la hermosa tarea de ayudar a otros a materializar sus sueños veo que el éxito de ellos y de sus proyectos ha dependido de qué tan “entradores”, positivos pero realistas, resilientes, activos, disciplinados, receptivos, honestos, trabajadores, logran ser y ello están en el ADN de cada uno. Claro está que mucho se puede trabajar en mejorar.
Para mi, asesora en emprendimiento, más de la mitad del éxito de un proyecto depende de la persona que está detrás de él. Es mi experiencia.