Por Natalia Molano
He asistido a varios eventos de emprendimiento y al escuchar ponente por ponente me llegué a preguntar: “¿Qué rol tiene la familia, los amigos y la pareja de los protagonistas de las historias de emprendimiento?
Llegas a casa con una decisión que has ido examinando durante mucho tiempo… llegó el momento de decirle a los más cercanos: ¡tengo este proyecto y quiero emprender!
Con tu decisión puesta en marcha empiezas a moverte de un lado a otro, buscando quien apoye tu proyecto financieramente o con su tiempo. Tocas puertas, unas se abren, otras no. Experimentas antes de cada reunión un sinnúmero de emociones, pero también dudas sobre si estas haciendo lo correcto…
Entre charla y charla de lo que hiciste en tu día, sale gente que se ofrece a nutrir tu proyecto pero cuando toca ir al campo de batalla, sólo pocos se ponen las botas contigo.
Así empieza mi historia, soy hermana de un emprendedor y me puse las botas con él, para darle forma a su proyecto.
Acompañarlo en cada etapa de su emprendimiento, era adoptar su proyecto de vida como si fuera mío, y en medio de todo ese proceso me di cuenta que tomar por sí solo las riendas de “algo” que depende completamente de ti, es una tarea que los valientes toman.
Me volví el reflejo de mi hermano el emprendedor y me dejó ver que los “sí” y “no” a los que estaba sujeto, iban construyendo su éxito agridulce que lo llevaría a dar a luz un “hijo” -cómo llamo a los emprendimientos y proyectos- que tiene su esencia, sus lágrimas, sus frustraciones, sus victorias y sus alegrías… y al mismo tiempo, proyecté el paso del tiempo, en el que él, dejó que su “hijo”, se dejara transformar, tomando la forma que el mismo emprendimiento pide y exige porque a la larga tiene vida propia.
Ser el espejo del emprendimiento de mi hermano, me permitió entender que cada idea que se convierte en tu proyecto de vida implica persistir, ser fuerte y sabio para entender que las victorias no deben carecer de lo mucho que costó llegar a donde se está, y que detrás de cada emprendedor siempre hay un testigo que puede decir que los fracasos no son más que pasos que te aterrizan al lugar donde quieres llegar.
Luego de mi cuestionamiento a causa de varias asistencias a eventos de emprendimiento, logré responder que familias, amigos y parejas de cada emprendedor, somos testigos que reflejamos la catarsis de cada emprendimiento.